Con excelentes infraestructuras y comodidades, Fuengirola es el destino perfecto para tus vacaciones de verano. Alquila una de nuestras viviendas y vive una experiencia increíble.
Una gran historia recorre la ciudad de Fuengirola…
En el actual término municipal de Fuengirola, se encuentran vestigios de antiguas civilizaciones, incluyendo restos íbero-púnicos y romanos, como la ciudad de SUEL mencionada por Plinio y Ptolomeo. Aunque no se ha realizado una excavación completa, se han descubierto piezas arqueológicas cerca del Castillo Sohail, como un pedestal de estatua y una ara funeraria. Entre los vestigios romanos destacan las termas de Torreblanca y la villa romana de la Finca del Secretario. SUEL dejó de mencionarse en la Edad Media y fue renombrada SUHAYL durante la dominación árabe, convirtiéndose en un distrito cultivado y habitado. SUHAYL fue destruida y abandonada, quedando solo el Castillo habitado como destacamento militar, y el área pasó a depender de Mijas.
En el siglo XVII, disminuyó la amenaza de turcos y berberiscos, permitiendo el surgimiento de un nuevo núcleo de población en Fuengirola. Este nuevo asentamiento se ubicó al otro lado del río, alrededor de una venta o posada cerca de la playa del siglo XVIII, que servía de hospedaje a transeúntes y marineros. Con el tiempo, se formó un pequeño poblado junto a la venta. En mayo de 1822, los vecinos de la Venta de Fuengirola solicitaron a la Diputación Provincial el establecimiento de un Ayuntamiento Constitucional, argumentando que ya contaban con mil habitantes, el número necesario según la Constitución.
El Ayuntamiento de Fuengirola, insatisfecho con su término municipal inicial, intentó ampliarlo en varias ocasiones (1854, 1867, 1873, 1875, 1924 y 1926) sin éxito. En febrero de 1841, Nicolás Cotrina, hacendado de Mijas, y vecinos de Fuengirola solicitaron nuevamente la separación de Mijas. Finalmente, el 30 de mayo de 1841, Fuengirola se emancipó del municipio de Mijas y Antonio García Cortés fue nombrado alcalde.
En el último tercio del siglo XIX, la provincia de Málaga enfrentó una crisis debido a la filoxera y la descapitalización. Surgieron propuestas para convertir a Málaga en un destino turístico, y Fuengirola, afectada por la filoxera, también buscaba soluciones. Las malas comunicaciones con la capital se mejoraron con la llegada del ferrocarril en 1916, marcando el inicio de una era próspera. Atraídos por su clima y hospitalidad, visitantes llegaban a Fuengirola, y en 1935 se consolidaba como estación veraniega. La llegada de agua potable en 1936 y la década de los cuarenta vieron un aumento en la afluencia de visitantes, especialmente de familias cordobesas. La construcción de pequeños hoteles y un camping, así como mejoras en infraestructuras como el alcantarillado y calles asfaltadas, prepararon el terreno para el auge turístico en los años cincuenta.
Tras la restauración de la economía europea, surgió la «civilización del ocio», marcando el paso de un turismo clasista a uno de masas. Desde 1960, el turismo creció rápidamente, especialmente en Andalucía y la Costa del Sol. En Fuengirola, la baja valoración del suelo rural impulsó la compra de terrenos y la especulación inmobiliaria, resultando en la construcción de urbanizaciones y hoteles. Este auge turístico atrajo inmigrantes en busca de empleo en la construcción y hostelería, generando un crecimiento urbano significativo con la construcción de nuevos bloques de viviendas y barriadas como «El Boquetillo». La planificación de un Paseo Marítimo en 1966 atrajo inversiones adicionales. Para 1968, Fuengirola se había convertido en un destino codiciado por el turismo internacional, manteniendo su encanto de pueblo antiguo junto con modernas infraestructuras, como su destacado Paseo Marítimo. Este auge turístico también dio lugar a una amplia gama de negocios, constituyendo lo que se conoce como «la nueva industria del turismo».
Fuengirola hoy en día es uno de los destinos más demandados en la Costa del Sol.
Con sus 8 km de costa, Fuengirola cuenta con el tramo más largo de playas en la provincia malagueña. Esto atrae un gran número de turistas durante todo el año, lo que lleva a la multiplicación de la población fuengiroleña, especialmente durante la temporada alta. Merece la pena pararse en esta ciudad, por la cantidad de cosas que podrás ver y hacer en el pueblo y sus alrededores.